Técnica de la caja de arena para trabajar el autocontrol

La técnica de la caja de arena es una técnica proyectiva utilizada por psicólogos infantiles y psicopedagogos para conocer la causa de los miedos y de la ira en los niños y conseguir canalizarla con un buen autocontrol. Se podría decir que es una técnica de intervención a partir de la cual se descubren problemas en el inconsciente pudiendo seleccionar posteriormente una terapia más adecuada para cada niño en cuestión. Mientras los niños juegan se liberan de los pensamientos que hayan podido provocar su ira o miedo y se van canalizando sus sentimientos a través el juego.

 

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No debemos olvidar que sentimientos considerados “negativos” como el miedo o el enfado y la ira, son también a menudo experimentados por los más pequeños al igual que los adultos, con la importante diferencia de que ellos todavía no son capaces de reconocer dichos sentimientos muy bien ni de expresarlos, causando por ello muchas veces problemas de socialización y/o de comportamiento.

Al igual que otras técnicas del mismo estilo, de las cuales ya hemos hablado en este blog, la técnica de la caja de arena puede utilizarse para tratar diversas situaciones, como depresión infantil, tristeza, ansiedad, fobia, maltrato, déficit de atención, acoso escolar, violencia…, además de sentimientos más comunes como la ira o el miedo.

Es una técnica que está siendo bastante utilizada para trabajar el autocontrol de los niños en el aula y es muy sencilla de aplicar, como podrás ver a continuación, aunque siempre debe realizarse con la intermediación de un profesional en psicología o pedagogía o personal educativo con formación. ¡Consulta con tu escuela y con tu orientador o tutor si necesitas más información o estás preocupado/a por el comportamiento de tu peque!

 

 

Cómo se aplica la técnica de la caja de arena

Todas las técnicas de orientación infantil y educación deben acompañarse de una serie de pasos graduales para ponerse en marcha y para alcanzar cierto grado de efectividad. ¡Toma nota!

 

  • En primer lugar es necesario reunir los materiales que se necesitarán para aplicar la técnica, los cuales son muy sencillos de obtener. Deberemos empezar con una caja grande, fuerte y resistente, ya que será la que contendrá la arena. En segundo lugar busca arena suficiente para que el niño/a explore, excave y juegue con ella. En tercer lugar, hazte con una caja llena de juguetes variados con los que los niños puedan representar distintas fantasías, como animales, monstruos, fantasmas, hadas…etc. También puedes buscar juguetes con los que puedan representar su cotidianidad, como vehículos, casas, muñecos, árboles, muebles, etc.

 

  • Todos los juguetes deben ser visibles para los niños que participen en esta técnica, por eso deben colocarse cerca de la caja de arena. Eso sí, ten en cuenta que no se le debe decir qué hacer a los niños con ellos, ni siquiera incitar a utilizarlos, ya que la espontaneidad es necesaria y fundamental para observar el pensamiento inconsciente del niño.

 

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  • A continuación el psicólogo o profesional formado deberá sentarse para observar la actitud del niño/a frente a su juego. Por ejemplo, debe enfocarse en los juguetes que selecciona, en la propuesta del juego que realiza, en los dibujos que hace con las manos, en el comportamiento corporal y gestual mientras juega… y en definitiva en todo aquello que se considere pertinente.

 

  • Al finalizar el psicólogo o educador formado y experimentado podrá tomar fotos del juego o podrá grabar la sesión con autorización de los padres para estudiar el caso y los comportamientos y juegos surgidos con más detenimiento. También podrá conversar con el niño acerca de lo que ha hecho, pero esto solo después de haber terminado el juego.

 

En definitiva, la técnica de la caja de arena se trata de un procedimiento muy sencillo, al estilo de las cajas sensoriales propuestas por Montessori, que no precisa de materiales ni pasos complejos, por lo que es asequible incluso para realizar en la escuela. Poder ayudar a los niños a liberarse de sus enfados y de sus miedos y a entender por qué se producen y así controlarlos mejor es algo muy valioso, y si puede hacerse a través de técnicas que asocien e introduzcan el juego, tan cercano a los más pequeños, mucho mejor. Los niños pensarán que están jugando y experimentando el entretenimiento libre, y el profesional absorbiendo y analizando toda la información que ese juego puede dar con respecto a los sentimientos o las emociones positivas o negativas y al consiguiente autocontrol. Es decir, el tándem perfecto para padres, psicólogos y educadores.

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