Los niños necesitan que les lean, no solo cuando están en una edad adecuada para comprender lo que están escuchando, sino mucho antes. Esto se puede conseguir fácilmente, ya que se puede leer a los niños desde el momento en que nacen o incluso cuando aún están en la tripa. En el caso de los recién nacidos, estos reciben los beneficios de escuchar la lectura a través de las voces de sus padres, abuelos, tíos o hermanitos mayores, lo que además favorece el tiempo que se pasa en familia, por lo que todo son ventajas.
Es importante recordar que leer a un niño, aunque pueda parecer que aún no atiende, puede aumentar la capacidad de vocabulario adquirido, por lo que se favorece también que comiencen a hablar o a articular frases más elaboradas más pronto.
Pero además, leer a un niño puede ser una experiencia entretenida y muy divertida, así como una oportunidad para hablar en casa o comunicarnos de alguna forma, de pasar un buen rato, o de experimentar la magia de ser transportados a otros mundos sin ni siquiera salir de casa. Leer a los peques crea, en definitiva, un ambiente tierno y amoroso que les ayudará a asociar el momento de la lectura con el placer y con el cariño, haciendo que se sientan atraídos por el acto de leer cuando eso sea posible y de crecer rodeados de libros.
Claves para que el momento de la lectura sea un éxito
- Los niños no necesitan que leas un cuento sin parar de arriba abajo sin descansos, ellos no tienen tanta paciencia. Si además notas que se están aburriendo, es bueno que sepas que hay otras tácticas más efectivas, como señalar las imágenes, introducir voces, saltarse trozos, hablar sobre lo que está pasando, hacer dramatizaciones, etc. Realiza paradas, cambia las voces, dibuja…y sobre todo mantén siempre el entusiasmo en lo más alto.
- Busca lugares cómodos para el momento de la lectura y, si van a ser necesarias las imágenes, busca formas de hacer que el niño/a pueda contemplarlas sin problemas cuando tú lo decidas (tampoco se trata de distraerse de la lectura en pos de los dibujos, por lo que el lector debería ser el encargado de irlas señalando cuando proceda). Una buena idea, sobre todo si participan más de dos personas en el ratito de lectura, es la de sentarse en forma de semicírculo con los niños participantes al lado del lector y su libro.
- Los detalles son siempre muy importantes para los más pequeños, ya que puede ser que aún no tengan la imaginación suficiente como para recrear todas las descripciones que pueda tener una historia. No dudes en hacer incisos para describir a los protagonistas, explicar qué es lo que están haciendo o parece que van a hacer, para describir bien los escenarios o incluso para hablar del autor o autora y del género literario de su obra.
- No importa que las historias presenten alguna palabra complicada para los niños, ya que ese puede ser un momento sensacional para hacer una nueva pausa y para explicar el significado de lo que se acabe de decir. Será una ocasión fabulosa para que el niño/a se interese por lo que aún desconoce y amplíe su repertorio de palabras.
- Nunca tengas prisa, ya que esta actividad requiere de tiempo y de un alto nivel de descanso y relajación, por lo que si el tiempo del que se dispone es breve será mejor dejarlo para otra ocasión. La mejor forma de hacer entender a un niño que algo es valioso es que merezca la pena dedicarle tiempo. Cuando el momento de la lectura finalice, otra buena idea puede ser permanecer tumbados en el suelo imaginando estrellas y reflexionando sobre lo que nos ha parecido la historia o sobre cómo los peques la han entendido.
- Finalmente, deja siempre que tus peques vean como tú también dedicas tiempo a la lectura individual. Es necesario que esto ocurra así para que los niños comprendan que no debe ser algo que se haga siempre en grupo, como jugar a un juego de mesa, sino que puede ser igualmente divertido y placentero en soledad. Esto dará a los niños una muy buena impresión temprana, y les hará comprender que la lectura es una parte muy importante de la vida en vuestra familia y en el mundo en general.